Vaso medio vacío
© Pedro Meyer 2010
Todos estamos conscientes de que el tema de la percepción define mucho de lo que sucede en nuestras vidas. Tanto en el amor como en la política, definimos nuestro papel de acuerdo a percepciones similares al del vaso medio vacío o medio lleno. Por ello, no es de sorprendernos que el concepto de representar las percepciones sea central en la fotografía contemporánea.
Sin embargo, esta noción no sólo está relacionada con la fotografía. Hoy leí un párrafo dentro de un boletín financiero que decía: «La fricción entre percepción y realidad es donde se encuentran las utilidades». Si llevamos esta idea unos pasos adelante, podemos ver que resulta cierta para muchas áreas de nuestra vida tales como la literatura. ¿Quién no estaría de acuerdo con la premisa de que la fricción entre los personajes de una novela, precisamente entre realidad y percepción, es donde se consigue la «utilidad» -en el sentido de contar una mejor historia?
La fotografía en ese sentido, en su conexión íntima con la literatura, también gana mucho cuando es capaz de aprovechar esa fricción entre la realidad percibida y la realidad misma.
Difícilmente se puede negar la molestia visual que representa la imagen superior. Cada ciudad del mundo donde la «modernidad» ha llegado nos puede dar ejemplos parecidos donde la electricidad y comunicaciones, de todo tipo, atraviesan nuestros cielos. Sin embargo, al mismo tiempo, también nos confrontan con una cierta elegancia de estas líneas. Consignar todas estos cables a una fotografía sirve para describir el momento preciso en que la civilización perdió sus sentidos y nadie estaba allí para proteger nuestro bienestar visual.
El vaso medio lleno, sin embargo, sería que a través de todas estas molestias visuales colectivas, podemos construir y compartir tales pensamientos e imágenes. El ciclo de fricción entre realidad y percepción, ha recorrido su camino por completo.
Pedro Meyer
Coyoacán, México D.F.
Julio, 2010